La fortuna de vivir imaginando

 

Henos aquí, casi 20 años después de nuestro nacimiento, (19 para ser exactos ¡ya son 19 años!). Y acá estamos, escribiendo esta pequeña carta de amor, sobre un amor que es colectivo, que fue sucediendo y mutando tantas veces y en tantas formas, según los tiempos, los lugares y las personas. Un amor que existe en el espacio de encuentro, de reunión que es el entre la escena y el público.  19 años de un amor inexplicable, heterogéneo, que no deja de crecer y transformarse. 

 

En todos estos años,  creamos espectáculos, escribimos ensayos, colaboramos en revistas, acompañamos procesos, soñamos. Sí,  soñamos tanto y tan fuerte, que nuestros sueños se hicieron realidad. Transitamos la dicha de llenar plazas, teatros y espacios no convencionales en 32 países alrededor del mundo.  

 

También, sufrimos la desdicha de ver una sala vacía, de ser el espectáculo de relleno –esa vieja idea de ganarse el lugar entre dinosaurios–,  y de actuar bajo condiciones muy malas, sabemos lo que significa trabajar con el sol en el rostro, ese sol que nos “curte”  y nos invita a envejecer más rápido. 

 

Sentimos la necesidad de escribir estas palabras para ustedes, con la simple intención de dar gracias, Por cada encuentro y desencuentro, por los miles de abrazos a lo largo de este camino, por sus miradas atentas y sus risas, gracias.. 

 

Somos la pequeña compañía Frutillas Con Crema e imaginamos la vida como carcajada colectiva. 

 

Salud, gracias y cosquillas.

​

​